Enseñanzas de 14 días de paro, toma y piquetes en Cresta Roja

Por Nico Kobane

El martes, luego de una nueva audiencia en el Ministerio, las asambleas de las dos plantas de producción de Cresta Roja votaron volver al trabajo después de 14 días de toma de la Planta Dos y paro total en ambos establecimientos. La patronal se comprometió a pagar 30 mil pesos a cuenta de las deudas indemnizatorias, depositando seis mil pesos esta semana, diez mil más en octubre y noviembre y cuatro mil en diciembre, además de retomar las negociaciones para resolver un nuevo plan de pago de la totalidad de lo adeudado.  

En cuanto a los días caídas, la empresa depositaría cuatro mil pesos - el 50% de estos - para fin de mes, mientras que la suma restante será negociada en las próximas audiencias en el ministerio. Pese a que Proteinsa pretendía que los obreros retomen sus tareas este miércoles, la asamblea resolvió volver el jueves para que los compañeros tengan la posibilidad de recuperarse luego del enorme esfuerzo y sacrificio que realizaron durante estos días de lucha.

Una vez terminada la asamblea de la Planta Dos, el activismo compartió la última comida de la toma, debatiendo sobre esta lucha que dejó enseñanzas que servirán para encarar en mejores condiciones las próximas batallas. La toma fue la expresión de una nueva coyuntura, no solo en la fábrica sino en toda la clase trabajadora y el pueblo, ya que empalmó con conflictos más duros y ofensivos, como las ocupaciones de los mineros de Río Turbio, los científicos del Conicet y los estudiantes secundarios de la Capital.

Los compañeros coincidían en que si bien es cierto que la patronal no pudo cerrar la lucha por las indemnizaciones, tampoco se logró imponer el pago de toda la deuda, lo que podría considerarse como un “empate técnico” con final abierto. Todos asumen que se aproximan nuevos rounds en los cuales Proteinsa seguirá apostando al fraude y al vaciamiento, amparándose en la supuesta “crisis”, de manera de dividir y quebrar por cansancio al enorme y combativo activismo de Cresta Roja.

En ese sentido, los trabajadores de la Agrupación Cresta Unida afirmaron que “La toma y el paro demuestran que no pudieron derrotarlos - como algunos pensaban - y  que la lucha de Cresta Roja está más viva que nunca, incluso cuando parecía que la patronal lograba dividir a las dos plantas. En ese momento se dieron fenómenos nuevos, como la negativa de los compañeros de la Planta Uno a votar unilateralmente una de las primeras propuestas de la empresa, defendiendo la necesidad de resolver todo mediante la asamblea general de los dos establecimientos.”

Los compañeros de Cresta Unida coincidían en que “se logró comenzar y terminar el conflicto unidos, como en los viejos tiempos en la gran lucha de los nueve días de 2015… Pero que también existieron límites, “como no haber logrado que todos los asambleístas participen en las movilizaciones al Aeropuerto o la Capital aprovechando las circunstancias para meterle presión al gobierno, que está muy golpeado debido a las multitudinarias concentraciones exigiendo la aparición de Santiago Maldonado. Esto explica por qué, a pesar de desplegar un tremendo operativo represivo frente a la Planta Dos, no pudieron utilizarlo para desalojar la toma…”

Los compañeros dijeron, además, que “El STIA jugó su papel de contención y dispersión de la base, negándose a concretar el paro de todo el gremio que le reclamaron los trabajadores en todas las asambleas y tratando de convencer a la base de que había que mantenerse dentro de la planta sin sacar el conflicto hacia afuera… desde el gremio se realizó una campaña contra los grupos más combativos, bloqueando la posibilidad de recibir la solidaridad de otros sectores o de coordinar la lucha con los laburantes que estaban peleando.”  

“El STIA se jugó a que Cresta Roja, que es un emblema de lucha nacional, no se transforme en un punto de apoyo para la unificación de los conflictos… También quedó claro que los burócratas son muy débiles, porque no pudieron contener a la base en los momentos más álgidos: las asambleas les rechazaron la aceptación de la conciliación obligatoria y desacataron la elección por urna que pretendieron imponer junto a la patronal y el gobierno, que de haber pasado hubiera significado la renuncia a las deudas.”  

La conclusión más importante de Cresta Unida es que, “Pese a que el activismo y los representantes de sector garantizaron gran parte de las acciones y la asamblea fue el motor democrático que empujó el conflicto, queda claro que hay que terminar de constituir una nueva dirección a través de una comisión interna integrada por los compañeros dispuestos a pasar por encima de la burocracia y sus maniobras.”

Desde Doble Poder - obrero y popular - saludamos esta nueva lucha de los heroicos trabajadores de Cresta ROJA, asumiendo que los 14 días de paro y toma dejaron un aprendizaje para toda la clase trabajadora. Nos seguiremos poniendo a disposición para seguir avanzando y construyendo la nueva dirección que hará falta para ir a fondo en la lucha por el pago de la totalidad de la deuda, las reincorporaciones y la recuperación de todas las conquistas perdidas.   

Desde esa ubicación haremos lo posible para que la base asuma una conclusión que nuestros viejos maestros decían en relación a este tipo de conflictos: “Las huelgas con ocupación de fábricas (…) rebasan los límites del régimen capitalista normal. Independientemente de las reivindicaciones de los huelguistas, la ocupación temporaria de las empresas asesta un golpe al ídolo de la propiedad capitalista. Toda huelga de ocupación plantea prácticamente el problema de saber quién es el dueño de la fábrica: el capitalista o los obreros”.

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